Linio Perú

sábado, 14 de septiembre de 2013

La Adoración Bíblica

El hombre es por naturaleza un ser de adoración. Los hombres en todas partes rinden homenaje a, o pagan respeto a, algún ser más grande. Nunca ha sido encontrada una raza o tribu de hombres que no tuviera alguna clase de adoración. Los hombres innatamente parecen sentir la necesidad de adorar algo.

La Biblia enseña que uno de los propósitos del hombre es la glorificación de Dios. Pablo dijo: "Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu..." (1 Cor. 6:19-20). Este esfuerzo en la parte del hombre por glorificar a Dios es lo que queremos decir por adoración.

A los hombres siempre les ha sido mandado a adorar. Esta adoración siempre ha sido sacrificial. Abel ofreció sacrificio animal acorde a la voluntad de Dios (Heb. 11:4).
A Abraham le fue ordenado ofrecer a su hijo, Isaac, como sacrificio para Dios, aunque Dios detuvo su mano cuando vio a Abraham temiéndole (Gén. 22:1-19).
Los Judíos, por orden divina, ofrecieron sacrificios animales de muchas clases.
El Cristiano debe ofrecer sacrificios espirituales (1 Pedro  2:5). Debe presentar su cuerpo como un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios (Rom. 12:1-2).
De esta manera vemos que la adoración en toda época, ha sido sacrificial.   Dios no siempre ha requerido los mismos sacrificios del hombre, pero en toda dispensación ha requerido algunos actos de devoción de parte del hombre.


En esta dispensación, como en toda otra, los actos de adoración ya están especificados o no. Si Dios no hizo especificación en cuanto a cómo el hombre debe adorar, entonces el hombre es libre de adorar en cualquier manera que vea ajustada. Pero es la tesis de este esfuerzo que Dios ha especificado cómo debería ser adorado. Si Dios ha dictado ciertas reglas de adoración, entonces se vuelve la obligación del hombre adorar en armonía con estas estipulaciones. Estudiemos entonces la Biblia para ver qué reglas Dios a dictado para la adoración aceptable.

Un Objeto Bíblico.   Aunque los hombres siempre han adorado algo, no siempre han adorado a Dios. El objeto divinamente especificado de adoración aceptable es el Dios TodoPoderoso.
Jesús enseñó: "Dios es espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren" (Juan 4:24).
El apóstol Juan nos dice de su intención de adorar a un ángel, pero el ángel se lo prohibió, diciendo: "Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios" (Apoc. 22:9).

A los hombres les es mandado cantar con gracia en sus corazones "a Dios" y a dar gracias a "Dios el Padre" (Col. 3:16-17). Pedro enseña que los hombres deben "glorificar a Dios" en el nombre de Cristo (1 Ped. 4:16).

De esta manera el objeto de adoración divinamente especificado es más de una vez dicho que es Dios el Padre.

La historia del esfuerzo del hombre por adorar revela que a menudo ha adorado objetos de adoración no Bíblicos. Cuando Pablo fue a la ciudad de Atenas a predicar, encontró que tenían muchos "objetos" de adoración (Hechos 17:23). Algunos han dicho que eran tan numerosos los ídolos en Atenas que era más fácil encontrar un dios que un Hombre.

La idolatría era un error muy prevaleciente en el mundo antiguo, y sin embargo es aun un error prevaleciente.

Sin embargo, la más grande amenaza para la aceptabilidad de la adoración con los hombres hoy día, en cuanto el objeto de la adoración está concernido, no es el peligro de entrar a un templo de ídolos. Tal cosa podría difícilmente ser encontrada, al menos en este país. Pero los hombres podrían amar tanto al mundo que las cosas del mundo se convertirían en ídolos para ellos (1 Juan 2:15-17).

El dios de un hombre es simplemente la cosa más importante en el mundo para él. Pablo enseña que la codicia (el deseo excesivo por las cosas) es idolatría (Col. 3:5; Efe. 5:5).

Jesús enseñó, "No podéis servir a Dios y a las riquezas" (Mat. 6:24). Muchos hombres hoy día doblan sus rodillas delante del dios de este mundo, y le sirven a él antes que al TodoPoderoso.

Otros invalidan su adoración por volverse a los hombres antes que a Dios. Pero cuando Cornelio "postrándose a los  pies (de Pedro), adoró." El apóstolle dijo, "Levántate, pues yo mismo también soy hombre." (Hechos 10:25-26). La adoración no debe ser suministrada al hombre.

Una de las cosas equivocadas con un Cristiano perteneciente a la Logia Masónica es el hecho de que tienen hombres a quienes los Cristianos están supuestos a llamar
 "El Más Grande Maestro Adorable," "Justo Adorable Señor Gran Custodio," etc.        

La Biblia dice "adora a Dios."


No hay comentarios.:

Publicar un comentario